Cómo ser más maduro

Aquiles
Aquiles

La madurez es algo que las mujeres buscan cuando se plantean tener una relación seria y a largo plazo. Puede que no sea tan importante para el sexo casual, pero, si quieres encontrar una buena pareja, debes ser maduro. Y, precisamente, de eso va el artículo de hoy, de cómo ser más maduro.

Además, la madurez es fundamental en muchos otros ámbitos de la vida, porque nadie se va a fiar de un tío que, por dentro, sigue siendo un niño. Así pues, si quieres que la vida, el trabajo, el amor y todo te vaya mejor, debes trabajar en tu madurez.

Desarrollando un comportamiento maduro

Si quieres ser más maduro, lo primero es desarrollar un comportamiento más maduro. A continuación, te indicamos las claves que seguir para ello:

1. Encuentra tus pasiones

Tu aspecto inmaduro puede deberse a la falta de intereses o aficiones. Puedes parecer más maduro y experimentado si encuentras algo que te guste hacer y te conviertes en un experto en ello.

Así, tendrás algo que compartir con los demás, independientemente de que ellos también estén interesados en tu afición o no (a la gente le gusta ver a otra persona hablar sobre lo que le gusta –siempre y cuando no se vuelva pesado, claro).

Trata de encontrar aficiones productivas. Aunque es muy divertido ver programas de televisión repetidos, no es la mejor manera de pasar el tiempo. Busca aficiones y pasiones que te hagan crecer como persona.

Eso sí, debes elegir algo que te guste hacer. De lo contrario, se convertirá en una tarea y no en una afición.

No tengas miedo de experimentar y probar hasta dar con esa afición idónea para ti.

2. Debes establecer objetivos y trabajar para conseguirlos

Una persona madura tiene objetivos en la vida y, lo más importante, lucha por conseguirlos. Tiene un futuro en mente y hace por alcanzarlo.

Puede resultar abrumador establecer objetivos, pero no te asustes. Requiere algo de planificación y tiempo. Todo empieza por determinar qué es lo más importante para ti. ¿Cuáles son tus valores? ¿Y qué es lo siguiente que quieres hacer con tu vida?

Con eso claro, puedes determinar los pasos que debes dar para conseguirlo. Por supuesto, lo difícil es determinar eso, cuáles son tus valores y qué quieres hacer con tu vida. Por eso, debes conocerte a ti mismo. Para esto puede ayudarte la meditación.

Una buena forma de encontrar un objetivo y la mejor estrategia para alcanzarlo es escribirlo en un papel, reflexionando, dedicando tiempo a encontrar las respuestas a las siguientes preguntas:

  • Qué: ¿Qué estás tratando de lograr? Este paso es crucial. Mi consejo es que busques un objetivo a largo plazo y luego lo desmenuces en otros objetivos más pequeños y cuantificables. Por ejemplo, si quieres sacarte la carrera, ese es un objetivo último, pero incluye objetivos más pequeños (aprobar las asignaturas de este semestre).
  • Quién: Es la persona que te ayudará a alcanzar tus objetivos. Obviamente, tú eres la principal persona implicada en esto, pero puede haber terceras personas que te ayuden a conseguir tus objetivos. Por ejemplo, tu pareja, tus profesores, tus padres, tus socios…
  • Cuándo: Esto te ayudará a saber cuándo deben completarse ciertas partes de tu plan. Esto te mantendrá en el camino. Es importante que tengas un calendario con deadlines para que vayas viendo si vas cumpliendo con tus objetivos.
  • Dónde: A menudo es útil saber dónde trabajarás para conseguir tu objetivo. Puede ser un lugar físico o no. Por ejemplo, si tu objetivo es montar un negocio, el lugar puede ser internet (aunque también necesitarás un lugar físico en el que trabajar, claro).
  • Cómo: Este paso te ayudará a determinar cómo alcanzarás cada etapa de tu objetivo. Es importante que te plantees los mecanismos, las estrategias y las fórmulas que te llevarán a alcanzar tus objetivos. Sin embargo, debes mantener este punto lo suficientemente abierto como para alterarlo si ves que lo que estás haciendo no funciona.
  • Por qué: Para terminar, ten en cuenta que es más probable que consigas tu objetivo si tiene sentido para ti. Determinar por qué es importante este objetivo te ayudará a conseguirlo. Y, por supuesto, si, tras analizar el porqué, ves que, realmente, ese objetivo no te interesa, descártalo. Busca otro que sí te interese.

3. Está bien hacer el payaso

Para ser maduro, no hay que ser serio todo el tiempo. Conocer a las personas con las que estás y saber cuándo ser gracioso y cuándo ser serio es la clave de la verdadera madurez.

Fíjate en los perros: Los machos alfa saben que, ante perros dominantes, tienen que ser serios, pero, ante cachorros, no tienen problemas en tirarse al suelo y jugar.

Es cuestión de adaptarte a los que te rodean. En ocasiones, hacer el payaso será la decisión correcta. Y la gente no te verá como inmaduro por ello, siempre y cuando, en el momento de ponerse serio, estás serio.

Las tonterías no son apropiadas en entornos formales como la escuela, el trabajo o los funerales. Sin embargo, con amigos o la familia en un entorno distendido… ¿Por qué no ibas a hacer el payaso y pasártelo bien?

Debes establecer unas pautas para saber cuándo está bien reírse o bromear. En general, la propia sociedad te indicará cuáles son los entornos en los que está bien una cosa u otra. Simplemente, no intentes ir contra la sociedad. Tenemos reglas por algo, y aceptarlo (incluso cuando no siempre se entiendan) es parte de la madurez.

En cuanto al humor, lo mejor es que, en general, utilices un humor suave y que no haga sentir mal a la gente. El humor puede ser un arma muy dañina, debes aprender a usarla.

Desarrollando la madurez emocional

Una vez has desarrollado un comportamiento maduro, es importante obtener una suficiente madurez emocional. No sirve de nada que te comportes como alguien maduro si, en tu interior, no lo eres.

1. Evita el acoso

El acoso puede estar causado por la inseguridad o la baja autoestima. También puede utilizarse para afirmar el poder sobre los demás.

El acoso puede ser perjudicial tanto para los acosadores como para los acosados. Por tanto, debes intentar evitar las situaciones de acoso, independientemente de que seas tú el acosado, el acosador o un tercero que está viendo el acto de acoso.

El acoso puede clasificarse en tres tipos: Verbal, social y físico. Estas son sus diferencias:

  • El acoso verbal puede incluir cosas como insultos y amenazas. Aunque no es probable que las palabras causen ningún daño físico, pueden causar un trauma emocional. Ten cuidado con lo que dices y evita decir cosas que sean dañinas.
  • El acoso social es una forma de causar daño a la reputación o a las relaciones de alguien. El acoso social puede incluir chismes, difundir rumores y humillar a otros. Es la forma más cobarde de acoso, y, por ello, ningún hombre debería hacerlo.
  • El acoso físico consiste en dañar físicamente a alguien o a sus pertenencias. El acoso físico puede incluir cualquier forma de violencia, pero también el robo o la intimidación física. Está bien que sepas usar la violencia, pero saber usar la violencia implica no usarla gratuitamente, sino sólo en los momentos en que es necesaria.

En la medida de lo posible, evita el acoso a tu alrededor y, por supuesto, no seas un acosador ni una persona que sufre acoso (si estás en este último grupo, debes empezar a hacer deporte, tal y como explicábamos en nuestro artículo sobre razones para ponerte fit).

Además de frenar los actos de acosos cuando los veas, hay otras formas de contribuir a generar un ambiente más positivo a tu alrededor. Aquí te dejo algunos trucos:

  • Sé un modelo de conducta para los demás
  • Confronta a quienes mantengan una actitud acosadora
  • Sé amable con las víctimas del acoso

2. No chismorrees

Las puñaladas por la espalda, los chismes y los rumores pueden causar tanto daño a otras personas como los puñetazos. Aunque los chismes no sean maliciosos, pueden causar daños.

El cotilleo te hará quedar como una persona que siempre va hablando de los demás a sus espaldas, y eso no le gusta a nadie. Piensa que, si estás con hablando con Fulano y criticas a Mengano, Fulano va a pensar que le criticas cuando estás con Mengano.

Por eso andar cotilleando es una estrategia de mierda para forjar buenas relaciones personales.

Y, sin duda, te hará parecer mucho más inmaduro, especialmente si después no dices las cosas a la cara.

Para determinar si algo es un cotilleo que pueda ser dañino, hazte esta pregunta: ¿Te gustaría que los demás supieran eso de ti? Si la respuesta es no, cállate.

O, mejor, cállate también en aquellas ocasiones en las que creas que sí te gustaría, porque no sabes si a esa otra persona le gustaría.

En lugar de andar criticando o chismorreando sobre los demás a sus espaldas, habla bien de ellos. Incluso de tus enemigos. Eso hará que la gente confíe más en ti.

La mayoría de la gente critica y chismorrea por la espalda y después se acobarda y dice cosas buenas a la cara. No seas así. Sé todo lo contrario: Di cosas buenas a la espalda y di las cosas malas a la cara.

Eso es lo que hace una persona madura. Eso es lo que hace un hombre.

3. Aprende a dar las respuestas adecuadas a las personas que se porten mal contigo

Este es el punto más importante para ser maduro. Saber cuándo responder de una forma u otra. Y, la verdad, creo que esto se va aprendiendo constantemente y nunca se termina de saber a ciencia cierta cuál es la mejor respuesta en todo caso.

En cualquier caso, tienes las siguientes opciones ante alguien que se pasa contigo:

  1. Someterte: Esta es la peor opción de todas. En prácticamente ninguna situación es buena idea someterse a lo que el otro quiera. Si lo haces, esa otra persona seguirá aprovechándose de ti y tratándote mal.
  2. Ignorarlo: Dependiendo de lo que haya pasado, quizá lo mejor sea ignorar lo sucedido. Quizá nunca habíais tenido problema y ese día el otro había tenido un mal día y te dijo una mala palabra. Quizá en esta situación lo mejor sea ignorarlo y que todo vuelva a su sitio.
  3. Contestarle: En otros casos, puedes valorar responder a esa persona. Esto puede conducir a que la otra persona te deje en paz porque ve que respondes, pero también puede hacer que intente amedrentarte más aún, incluso llegando a la violencia física. Así que, si vas a contestar, debes estar en situación de darte de hostias. Porque quizá sea necesario.
  4. Pegarle: Por último, está la violencia. Pegarle a otra persona en general no está bien, pero, si alguien te está ofendiendo o incluso te ha agredido, es un recurso válido. La violencia es útil y eficaz, pero tienes que usarla sólo en los momentos que lo justifiquen.

Determinar cuál es la mejor respuesta dependerá de la situación y de la ofensa que te haya hecho a ti o a alguien que quieres. Dependiendo de estos factores, deberás sopesar si optar por una respuesta u otra (aunque la primera no es propia de un hombre).

También piensa que esto que hemos comentado tiene que ver con el comportamiento en el momento concreto en que te ofenden. También tendrás que decidir que hacer con esa persona si te la encuentras frecuentemente.

Quizá lo mejor es, simplemente, alejarte de ella. Pero quizá lo mejor sea pegarle un par de puñetazos para que, aunque te lo sigas cruzando, no vuelva a molestarte.

Como decimos, la violencia no siempre es mala, pero hay que saber utilizarla.

Lo importante es que sepas responder proporcionadamente a las personas que te agredan (sea física o verbalmente).

4. Mantén tu mente abierta

Las personas maduras son más abiertas de mente. No tienes que ser cerrado de mente o escéptico ante lo que no has probado o lo que es diferente. Tienes oportunidades de aprender y crecer como persona.

No te apresures a juzgar a alguien que tiene un sistema de creencias o un comportamiento diferente al tuyo. Al contrario, interésate por esa persona y aprende.

Ten en cuenta, también, los siguientes puntos:

  • Pide aclaraciones: Pide aclaraciones si alguien dice o hace algo que no te parece bien o que choca con tu forma de ver el mundo. También debes pedirlas cuando haya habido un malentendido.
  • Espera lo mejor de la gente: En general, la gente es buena, así que no conviene ir pensando que todos los demás son malas personas, por muy diferentes que sean de ti. Ser capaz de aceptar a los demás tal y como son y confiar en ellos te hará más maduro.
  • Acepta el desacuerdo: A veces no se puede estar de acuerdo con alguien. Está bien estar en desacuerdo con otra persona. No es necesario que intentes imponer tus creencias ni tienes que dejar que te las impongan a ti. Ser capaz de mantener relaciones de amistad con personas que piensan diferente a ti en muchos campos es un gran signo de madurez.

5. Ten confianza en ti mismo

Aunque no estés de acuerdo con los demás, no tengas miedo de exponer tus ideas, tus manías y tus rarezas. Debes ser libre de expresarte, siempre que no seas antisocial ni causes daño. Los adultos no intentan ser alguien que no son.

Para ello, será importante que tengas confianza en ti mismo. Nosotros tenemos artículos sobre cómo ser más decidido y cómo ser más valiente. Estos artículos pueden ayudarte a tener más confianza en ti mismo. Y eso te permitirá exponer más fácilmente tu forma de ser y tus creencias sin avergonzarte de ellas.

Una persona madura expone lo que es a los demás, se enfrenta a quienes puedan odiarle por ello y asume las consecuencias. Debido a ello, muchas otras personas le respetan, precisamente, por lo que es y lo bien que se siente consigo mismo al respecto.

6. Sé auténtico

Al hilo de lo anterior, una persona madura es auténtica. No intenta parecer alguien que no es ni se comporta como le han dicho que debe comportarse, sino que se comporta tal y como es (siempre respetando las convenciones sociales y tratando de ajustar su comportamiento a ellas).

Sin embargo, no debes usar eso que te hace único y auténtico para denostar a otros. Las demás personas también son únicas y auténticas a su modo, así que respeta a los demás igual que quieres que te respeten a ti.

Haz lo que creas que es correcto. Puede que los demás se burlen de ti o te critiquen por tus creencias. Si eres fiel a tus principios, los demás pueden burlarse de ti. No necesitas ni su opinión ni su validación.

Piensa que reprimirte por lo que puedan opinar los demás es como jugar a un videojuego y no andar pegando saltos por lo que piensen de ti los NPCs. ¡Absurdo!

7. Acepta tu responsabilidad

Aceptar la responsabilidad de tus palabras y acciones es quizá el paso más importante para madurar.

Eres responsable de tus acciones y palabras. Tus acciones y palabras también tienen consecuencias para los demás. Si cometes errores, reconócelos. Acepta que no puedes controlar lo que hacen los demás, pero puedes controlar tus propios actos.

Cuando las cosas vayan mal, acepta la responsabilidad. No culpes a los demás ni digas que el mundo o la sociedad te odia. Acepta tus culpas y actúa en consecuencia. Eso es necesario para mejorar. Y mejorar es necesario para ser una persona madura.

No debes centrarte en si algo es justo o no. En la vida, las cosas no siempre serán justas. A veces puedes recibir algo que no mereces.

Un hombre de verdad no permite que la injusticia le impida alcanzar sus objetivos.

8. Algunas cosas escapan a tu control, céntrate en las que no

En la vida hay muchas cosas que dependen de ti y muchísimas más que no dependen de ti. Es importante que no pierdas el tiempo pensando en aquello que no puedes controlar y que te centres en aquello que sí puedes controlar.

Que esa chica se enamore de ti no depende de ti. Pero sí depende de ti mejorar como hombre para que se fije en ti y despiertes el interés en ella.

Sucede lo mismo con cualquier otro ámbito de la vida.

No depende de ti que el de recursos humanos se decante por ti en lugar de por cualquier otro de los aspirantes al trabajo. Pero sí depende de ti que tu currículum sea de calidad y que seas capaz de ofrecer una buena entrevista de trabajo.

Siempre que te enfrentes a algo, piensa: ¿Qué cosas de este reto puedo controlar y cuáles no? Y céntrate en las que sí puedes controlar. Y no llores si, por una de esas cosas que no puedes controlar, la cosa va mal.

Ser maduro implica hacer todo lo posible y aceptar que, en ocasiones, ni con ello podrá salirte bien la jugada. La clave está en volver a levantarse y volver a intentarlo.

La tolerancia a la frustración también es un signo de madurez.

Comunicando con madurez

Tras la madurez emocional y la madurez en las relaciones, toca hablar de cómo comunicar a los demás lo que piensas y sientes de forma madura. Vamos a ver cómo lograrlo:

1. Conoce tu carácter y aprende a gestionarlo

Para comunicarte con madurez es muy importante que, para empezar, te conozcas a ti mismo. De esta forma, sabrás cuál es la forma “impulsiva” de comunicarte, y podrás gestionarla.

Y es que, en general, la forma impulsiva de comunicarte no es la más adecuada. Ya sea porque es una forma violenta o una forma apocada.

Debes conocer tu carácter y tu forma de comunicar, de forma que puedas gestionar esos primeros impulsos y modular tu comunicación para no intimidar a la otra persona.

De esta forma, si tienes un carácter que te lleva a un primer impulso violento (aunque no sea de forma física), podrás gestionarlo y reducir un poco el tono.

Y, al contrario, si tienes un primer impulso apocado (lo que podría significar que te conviene aumentar tu testosterona, por cierto), conociéndote, podrás gestionarlo y mostrarte más fuerte para que la otra persona no se aproveche de ti.

2. Usa la comunicación asertiva

La asertividad significa ser capaz de mantener tus ideas, tus posiciones y tus creencias en un debate, sin someterte a las ideas de los demás. Sin embargo, no significa necesariamente ser arrogante, engreído o agresivo. Tampoco significa no dar nunca el brazo a torcer.

Se trata de defender educada y respetuosamente tus posiciones y ser capaz de someterlas a debate mientras las defiendes. Pero, si las demás personas te dan buenos argumentos, debes ser capaz de cambiar de idea.

Los individuos que son asertivos expresan sus sentimientos y necesidades con claridad a la ez que escuchan a los demás. Los individuos egoístas y arrogantes son incapaces de preocuparse por las necesidades de los demás y sólo se centran en las suyas propias.

Una persona madura es capaz de exigir lo suyo al mismo tiempo que es capaz de identificar y respetar lo que el otro merece.

Aquí tienes unos consejos para tener una comunicación asertiva efectiva:

  • Focaliza en ti: En lugar de decir “no me estás entendiendo” di “no me estoy explicando bien”. En lugar de decir “no me estás escuchando”, di “necesito que me prestes atención”. De esta forma, pones el foco en ti, evitando que la otra persona se sienta mal. Obviamente, pon el foco en ti cuando sea necesario, no trates de ponerlo en ti mientras la otra persona te está contando que ha fallecido su padre. No quieras ser siempre el protagonista.
  • Sé abierto a las necesidades de los demás: No todo gira en torno a ti. Aunque es importante expresar tus sentimientos y necesidades con claridad, también debes estar abierto a escuchar a los demás. Es un signo de madurez ser capaz de poner a los demás en primer lugar.
  • No saques conclusiones precipitadas: Haz preguntas si no sabes qué le ha pasado a alguien o por qué está sucediendo algo que no terminas de entender o que no te parece bien. No juzgues: Puede que no tengas todos los datos.

En general, la comunicación asertiva consiste en ser firme en tus posiciones, pero respetando al otro. No tiene más misterio.

3. Habla con educación y evita levantar la voz

La gente se sentirá incómoda si hablas en voz alta, especialmente si estás enfadado. Puede parecerte que, de esta forma, te prestarán atención, pero lo único que conseguirás es que se sientan molestos.

Y, aunque, en ese preciso instante, puede que consigas lo que te propones, a largo plazo es posible que esas personas acaben separándose de ti porque no les haces sentir bien.

Incluso cuando estés enfadado, trata de mantener la voz calmada.

Como sucede con la violencia, saber levantar la voz es importante en un hombre. Pero si te pasas el día gritando, no tiene ningún valor extra que un día levantes la voz.

Habla con calma habitualmente y, cuando, algún día, por cualquier motivo, tengas que alzar la voz, la gente te prestará atención.

4. Presta atención a tu lenguaje corporal

Tu cuerpo habla tan alto como tus palabras. Cruzar los brazos por delante puede indicar a los demás que no te importa lo que están diciendo. Estar recostado en la silla puede significar que estás cómodo en la situación que estás viviendo.

Mantener la cabeza recta y el pecho levantado indicará que te sientes cómodo y confiado, mientras que estar encorvado indicará todo lo contrario (recuerda que tenemos un artículo sobre cómo enderezar la espalda).

Tu cara también es una herramienta de comunicación. Si miras al suelo, parecerás un cobarde. Si miras al techo, parecerá que estás pensando en las musarañas. Si pones los ojos en blanco, parecerá que estás aburrido.

Trata de conocer más sobre tu lenguaje corporal y facial y trata de expresarte tan bien con él como con las palabras.

5. Busca temas de conversación maduros que te interesen

Está bien hablar de tonterías intrascendentes, pero también tienes que encontrar temas intelectualmente interesantes y maduros sobre los que hablar y aprender.

En general, la curiosidad intelectual es un signo de madurez. No parecerás maduro si sólo hablas de chorradas. Tienes que demostrar interés en temas un poco más “elevados”. No obstante, esto puede ser un poco complicado.

Te recomendamos echar un vistazo a nuestra guía para ser más inteligente, culto y sabio y, trabajando en ello, podrás mejorar, también, tu madurez.

Por cierto, no finjas saber de lo que no sabes. Puede ser difícil admitir que no sabes algo, pero lo cierto es que hacerlo demuestra una gran madurez. No tengas miedo a decir que no sabes de algo.

Eso sí, si dices que no sabes del tema del que te está hablando la otra persona, haz un poco de esfuerzo por interesarte por ello. Haz preguntas. Demuestra curiosidad.

6. Habla bien de los demás

Ya lo hemos comentado por encima un poco más arriba, pero déjame insistir: Las personas inmaduras critican y señalan los defectos de los demás y suelen utilizar insultos hirientes en cualquier circunstancia.

En general, lo mejor es no hablar mal de nadie a sus espaldas. Pero, si no puedes evitar decir algo malo de otra persona, asegúrate al menos de haber dicho antes tres cosas positivas de ella.

Y, por supuesto, sé capaz de decirle a la cara lo mismo que dices a sus espaldas. 

7. Reconoce tus errores y pide disculpas

Ya hemos hablado de la importancia de asumir responsabilidades. Pues esto es la consecuencia inmediata de ser una persona responsable (y, por tanto, madura).

Cometerás errores, no importa lo cuidadoso que seas. Es normal. Somos humanos y todos nos equivocamos. Y los errores tienen consecuencias para terceros. Lo mínimo que podemos hacer cuando eso sucede es pedir disculpas.

Pero un hombre de verdad no se queda ahí. Un hombre de verdad intenta compensar el daño que ha causado a la otra persona.

Las disculpas son lo mínimo.

8. Sé honesto, pero compasivo

Debes ser capaz de ser honesto con los demás, pero, al mismo tiempo, ser compasivo y no hiriente. Esta es una habilidad difícil de dominar, la verdad, pero tienes que practicarla para ser una persona con una comunicación suficientemente madura.

Piensa que tu honestidad será apreciada por quienes te rodean, y tu compasión demostrará que te preocupas por los demás.

Si ves que un amigo tuyo no es lo suficientemente bueno para un puesto de trabajo y él te insiste en que le ayudes a conseguirlo, debes ser capaz de hacerle ver que ese puesto no es para él, y tienes que ser capaz de hacerlo con tacto. Además, estaría bien que le ayudaras a buscar otro trabajo que sí se ajuste a su perfil.

Por cierto, no hace falta ser honesto SIEMPRE y en todo momento. De hecho, serlo es mala idea. Es importante que seas honesto en las cosas importantes, pero, en las cosas intrascendentes, no.

Si siempre eres honesto, vas a resultar una persona insoportable. Mira este vídeo Pantomima Full para entenderlo mejor:

 Y es que, aunque parte de la madurez consiste en saber comunicarte de forma honesta con los demás, también consiste en saber ajustarte a las normas y convenciones sociales, como ya hemos comentado más arriba.

Hay pequeñas mentiras que son buenas para que la convivencia sea más fácil.

La clave, como digo, está en saber cuándo algo es importante y por tanto merece honestidad y cuándo no lo es y por tanto puedes permitirte una mentira para que la otra persona se sienta mejor.

Por ejemplo, si alguien te pregunta si su peinado le queda bien y te parece una mierda, mejor que le digas que sí que le queda bien. Total, ¿a quién le importa? Es un puto peinado. Tampoco le dirías a un niño de cuatro años que su dibujo es una mierda, ¿verdad?

En cambio, si una persona pobre pero con todo dieces en sus estudios está planteándose si estudiar Bellas Artes o Ingeniería, deberías ser honesto y, con tacto, hacerle entender que la ingeniería le va a abrir muchas más puertas que las bellas artes.

Ser cortés

Para terminar, hablemos de la cortesía. La cortesía es la clave de la madurez, porque es lo que nos hace civilizados. Al final, existe una relación entre ser civilizado, ajustarse a las convenciones sociales de forma crítica, respetar a los demás y ser maduro.

1. Ayuda a los demás (y permite que te ayuden)

Ayuda a los demás. Alguien maduro es alguien consciente de que, en ocasiones, las personas necesitan que les echen una mano.

Un beneficio de esto es que tu autoestima puede aumentar al ayudar a los demás. Las investigaciones han demostrado que ayudar a los demás puede aumentar la visión que tenemos de nosotros mismos y darnos una sensación de orgullo por nuestros logros.

Por otro lado, muchos hombres con masculinidades frágiles piensan que jamás deben aceptar ayuda de terceros. Esto es un error. No tienes por qué ocultar que, en ocasiones, te vendría bien una ayuda.

Aceptar la ayuda de los demás es una forma de demostrar madurez (obviamente, cuando la necesites realmente, después de haberte esforzado por intentar conseguirlo por ti mismo).

Además, las personas maduras construyen buenas relaciones sociales. Y una de las mejores formas de construir relaciones sociales sólidas es a través de la ayuda mutua.

2. No intentes ser el centro de atención todo el tiempo

Ya lo hemos comentado un poco más arriba, pero no está de más volver a decirlo: No puedes ser el niño en el bautizo y el muerto en el funeral. No eres el centro del universo. Deja de dar por culo e intentar que le foco esté en ti constantemente.

Aprende a dejar que los demás también brillen. Incluso deberías intentar apoyarles y ayudarles a que lo hagan. Las personas inmaduras intentan que los demás no triunfen para destacar ellos. Las personas maduras destacan por todo lo contrario.

En las conversaciones normales y corrientes, puedes parecer más maduro y menos egocéntrico si muestras un interés genuino por las experiencias e intereses de los demás. Escuchar lo que otros tienen que decir puede ayudarte a aprender cosas nuevas y construir mejores relaciones sociales.

3. Acepta las críticas y los cumplidos con madurez

Cuando alguien te haga un cumplido, di «gracias» y sigue adelante.

Cuando alguien te haga una crítica, di «de acuerdo, lo tendré en cuenta» y sigue adelante.

Aunque la crítica no sea válida, ser cortés y respetuoso es algo propio de personas maduras.

No te tomes las críticas como algo personal. A veces la gente intenta ayudar, pero no se comunica bien. Pide una aclaración si crees que ese es el caso. Si crees que te han intentado hacer daño, ignóralo o confróntalo.

En definitiva, una persona madura no se toma demasiado en serio ni las críticas ni los cumplidos, porque sabe que nada importa tanto.

Las personas inmaduras, en cambio, se jactan cuando alguien les hace un cumplido y se enojan cuando alguien les critica. No seas tan infantil. Hazme caso: Al final, nada importa tanto.

4. Sé buen ganador y buen perdedor

Al hilo de lo anterior, una persona madura debe ser capaz de saber ganar y saber perder.

A menudo se dice que una persona no sabe perder porque se enfada cuando no consigue ganar. Esto es propio de personas inmaduras. Pero también lo es el extremo opuesto: Cuando alguien se jacta en exceso al ganar. Eso también es signo de inmadurez.

En definitiva, cuando ganes, no le des importancia y sé amable con los perdedores; cuando pierdas, felicita al ganador y valora pedirle consejo para que tú también puedas mejorar.

5. Sé puntual

Una persona puntual es una persona que respeta a los demás y que sabe que no puede hacerles perder el tiempo, porque el tiempo es un bien muy valioso para todos.

La puntualidad es una de las mejores formas de conocer la madurez de una persona. Digamos que es una carta de presentación. Así que acostúmbrate a no llegar tarde, especialmente en las primeras ocasiones.

Algunos consejos finales para ser maduro

Terminemos con algunos últimos consejos finales para ser más maduro:

  • No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Esto es lo que define la madurez.
  • Escribe tus objetivos para ser más maduro y luego planifica cómo los vas a conseguir.
  • Sé amable. Deja que alguien tenga una segunda oportunidad, aunque no la merezca. Crecerás como persona.
  • Debes saber adaptarte a las diferentes situaciones, tanto en lo que a aspecto físico se refiere, como en lo que a formas de expresarte se refiere.
  • Céntrate en los problemas de los demás, no sólo en los tuyos.
  • Sé puntual. Los demás no merecen que les hagas perder el tiempo.
  • Sé amable, comprensivo y amistoso. Sé amable no sólo de vez en cuando, sino siempre.
  • Es difícil alcanzar la madurez. Sin embargo, para ser más maduro, no debes cambiar tu identidad. Sé tú mismo.
  • Haz lo posible por mejorarte como persona, pero no te compares con los demás. Compárate contigo mismo hace un año. Así verás si has mejorado de forma genuina.
  • Evita discutir cuando estés alterado. En su lugar, utiliza métodos tranquilos y racionales para resolver el problema.
  • Aprende cuando está justificado utilizar la violencia y cuándo es mejor dejar correr el asunto.
  • No debes intentar “parecer maduro”. Debes intentar ser maduro. No debes usar estos trucos como un engaño, sino como una forma de mejorarte a ti mismo.

Y hasta aquí lega nuestra guía sobre cómo ser maduro. Esperamos que te resulte útil y que puedas presentarte como alguien más maduro a las demás personas. Al fin y al cabo, a nadie le gusta relacionarse con un niño mimado.

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