Beneficios de las duchas con agua fría para hombres

Ulises
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Nadie, con seriedad, puede refutar las bondades de una ducha fría para la salud, tanto física como mental.

Al menos nadie debería dejar de reflexionar sobre las múltiples razones que se acumulan al respecto y que vienen a probar el bienestar que genera la práctica cotidiana de la ducha con agua fría.

Por sus benéficos efectos, la ducha fría por la mañana es cada vez más popular y se convierte en una rutina de bienestar que estimula y fortalece al unísono cuerpo y mente.

¿Una moda? ¿Qué dice la ciencia?

No se trata sólo de una moda o de experiencias aisladas o de consideraciones más o menos intuitivas o más o menos razonables.

Los beneficios de llevar a cabo duchas de este tipo están contrastados en numerosos estudios científicos.

En este estudio que te cito, como verás, se llegó a la conclusión, en primer lugar, de que finalizar tus duchas normales de agua caliente con 30 segundos de agua fría mejora el sistema inmunitario y lo fortalece contra otras agresiones externas.

Por otro lado, de este experimento en el que participaron 3018 personas, quienes se sometieron a la toma de una ducha redujeron en un 29% su absentismo laboral por causa de enfermedades.

De ellos, el grupo experimental que no tomó una ducha fría presentó mucha más presencia de enfermedades bacterianas y víricas que los demás. frente al grupo que no tomó duchas.

Beneficios concretos de tomar duchas de agua fría

A continuación, analizaremos al detalle las consideraciones que cabe hacer sobre el hábito de ducharse con agua fría:

Mejora nuestra salud física

Es un hecho. Lo hemos visto en el estudio anteriormente citado: las personas que recurren a este hábito de la ducha fría cada mañana tienen menos probabilidades de caer enfermos.

¿Por qué?

Tomar una ducha fría es muy beneficioso para la circulación sanguínea.

Fundamentalmente, por los efectos que esa práctica procura a nuestro sistema inmunológico: aumenta la producción de linfocitos (glóbulos blancos) y, como es sabido, estas células presentes en la sangre tienen como misión la defensa de nuestro cuerpo contra cualquier agresión externa.

Son, pues, indispensables para mejor combatir los ataques bacterianos y virales.

Si la ducha fría es diaria, con la activación de nuestro sistema inmunológico estamos mejor preparados para defendernos de las infecciones que nos acechan.

A esto se añaden otros efectos beneficiosos.

Y es que, al acelerar la circulación sanguínea, la ducha fría favorece la mejor oxigenación de todo el cuerpo, el retorno venoso (tan importante para las personas con pesadez de piernas, varices…) y, además, asegura un transporte más eficiente de los nutrientes a los distintos órganos para su correcto funcionamiento.

Como se puede apreciar, son múltiples y en cadena los beneficios de esta circulación sanguínea estimulada por una ducha fría, beneficios que resultan muy útiles sin duda para nuestra salud.

Mejora nuestro estado de ánimo

Además de beneficiar el mejor funcionamiento de nuestro organismo, la práctica de la ducha fría mejora el bienestar de nuestra mente.

El paso de la noche al día queda mucho más marcado cuando acostumbramos nuestro cuerpo a esta práctica de la ducha fría.

Se realiza una ruptura, de forma física y simbólica, con la noche y el calor de la cama, asegurándose un despertar pleno.

La ducha fría sobre nuestra piel hace que nuestros receptores superficiales activen un conjunto de señaladas dirigidas al cerebro y que este active el sistema de alerta secretando buenas dosis de noradrenalina y dopamina.

Nuestro sistema endocrino genera ante esa situación las hormonas del estrés de respuesta.

Todo esto, da como resultado- producto de la unidad de cuerpo y mente que forma nuestro organismo- que nos sentimos estimulados, despiertos y activos.

Los estudios van más allá y nos corroboran que la exposición al agua fría resulta eficaz para reducir la sensación de cansancio, de fatiga… e incluso de malestar muscular.

La ciencia, pues, demuestra que los beneficios de una ducha fría pueden afectar también al estado de ánimo.

Mejora nuestra piel

Si se acepta que la ducha diaria matinal con agua fría es fuente de salud física y mental, es lógico que nuestro órgano más extenso, la piel, se beneficie ampliamente e irradie también bienestar y belleza.

El agua fría cierra los poros del rostro.

Por la mañana los poros de la piel están más dilatados que el resto del día. Así que, para no obstruir los poros con crema o maquillaje, el agua fría en el rostro es tu aliada.

Esto reducirá el riesgo de comedones – ciertas protuberancias que dan a la piel una textura áspera- y las impurezas ya no se filtrarán en la piel.

Así mismo, el agua fría ayuda a preservar la firmeza y elasticidad de la piel dándole un aspecto más terso y consistente.

También, proporciona sin duda muchas ventajas a quienes tiene pieles grasas y con tendencia al acné, con puntos negros y granos.

Vamos, que estamos ante un auténtico tratamiento anti-edad de larga duración.

A su vez, el agua fría fortalece el cabello, cierra las escamas de la fibra capilar y hace que nuestro cabello sea más sedoso y brillante.

Por el contrario, la ducha caliente tiende a resecar la piel y a producir efectos no deseados como el enrojecimiento y la picazón.

Quema calorías

El agua fría que cae sobre nuestro cuerpo suscita una reacción de que moviliza nuestro tejido adiposo pardo, obligándolo a producir calor y quemando para ello energía (calorías).

Es decir que, a causa de esa agua fría que recibimos como una “agresión”, se produce un aumento del metabolismo para generar calor.

Y eso se consigue quemando esa grasa parda, que tendemos a acumular con toda la intención para ese fin, para controlar nuestra temperatura.

En ese proceso sucede que se fuerza a la grasa blanca a convertirse en parda para ser quemada. Nuestro organismo alivia así esa acumulación.

Evidentemente, no se trata de recurrir a la ducha fría como método de adelgazamiento o sustituto de nuestro obligado ejercicio diario. No. La ducha de agua fría no resuelve ese tema por sí misma.

Sencillamente, se trata de mostrar otro efecto benéfico que se suma a los anteriores y posteriores que aquí se señalan.

Hay que tomárselo sólo en este sentido: es un plus más de bienestar y de mejora de nuestra salud.

Ayuda a conciliar el sueño

También por la noche el agua fría produce beneficios tan importantes como facilitar el sueño.

Primero porque el cuerpo humano debe bajar ligeramente su temperatura interna para conciliar el sueño.

Todos conocemos en verano esa sensación de no lograr dormir a causa del calor del ambiente. El solo hecho de bajar la temperatura interna ya es positivo.

Pero, además, el agua fría incrementa notablemente la secreción de endorfinas, unos neurotransmisores especializados en generar un estado de analgesia y una sensación de bienestar.

Así que, si quieres irte a la cama relajado, una ducha de agua fría es un buen remedio. Nada mejor que esa relajación para caer en un sueño reparador.

Efecto analgésico contra la fatiga

No es raro que la ducha fría nos ayude a relajarnos y a conciliar el sueño.

Sucede en otros ámbitos de la vida, por ejemplo, cuando hacemos un ejercicio exigente o cuando sentimos sobrecargas musculares.

En esos casos, solemos recurrir al frío – poner hielo- porque lo consideramos que es un factor de recuperación natural. Nuestras fibras musculares se resienten tras ciertos entrenamientos y el frío nos alivia (crioterapia).

Distintos estudios insisten en que el agua fría (a 15°C) puede mitigar mejor el dolor muscular tras el ejercicio físico que el simple reposo.

Tras unos ejercicios exigentes (carrera, fútbol, tenis, pesas…) una ducha de agua fría nos permite una recuperación más rápida. Se produce una contracción de los vasos sanguíneos, lo que eleva la presión arterial, acelera el ritmo cardíaco y aumenta el flujo de sangre a los músculos.

De este modo, se eliminan más rápidamente las toxinas y el oxígeno y los nutrientes llegan más fácilmente al tejido muscular cansado. Tu cuerpo se recupera mejor.

La ducha fría es ecológica

Si abrazamos este hábito no solo podemos ahorrar los cuantiosos costes de las distintas energías, sino que contribuimos a salvaguardar un medio ambiente que todos sabemos está amenazado por el sobreconsumo.

Al no necesitar calentar el agua, no sólo saneamos nuestra economía, sino que, además, nuestro cuerpo se adapta mucho más fácilmente al frio y necesitaremos menos calefacción en nuestros hogares.

Es decir, que aprendemos a vivir con una calefacción menos potente.

Cualquiera puede constatar que, cuanto más calor hay en el hogar, más caliente se quiere que salga el agua de la ducha. Queremos mantener la temperatura a la que estamos.

Si nos atrevemos a ir a la inversa y optamos por una ducha con agua tibia o fría demandaremos una temperatura menor en nuestro entorno.

Así que, con un solo gesto, conseguimos rebajar nuestros gastos y colaborar a la sostenibilidad medioambiental.

¿Alguna contraindicación?

A ver. Como siempre hago en estos posts, debo apelar a la prudencia y tu criterio maduro.

Ya sabes que me gusta ofrecer información bien documentada, con el objetivo de mejorar tu calidad de vida y ayudarte a reflexionar a sacarte el mayor partido posible.

Por todo ello, cuento con que ya sabes perfectamente que -cuando se habla de la bondad de la ducha de agua fría, ya sea por la mañana como por la noche- debes tener especial cuidado si tienes problemas graves de salud.

Como, por ejemplo, personas con enfermedades cardiovasculares, con insuficiencia respiratoria, hipertensión, epilepsia, urticaria por frío, gripe, asma, artritis reumatoide, etc.

Indudablemente, una ducha abrupta de agua fría puede suponer un estrés adicional al corazón u otros efectos indeseables.

Dicho esto, que es de sentido común, la mayoría de la población sana y adulta puede encontrar en la ducha fría, matinal o nocturna, un hábito que puede reportarle salud y bienestar.

Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la ducha de agua fría no limpia igual que la de agua caliente.

Si no, prueba a lavar los platos o hacer la colada con agua fría. La suciedad no sale igual.

Por eso sería recomendable darte una ducha corta con agua caliente para limpiarte bien y terminar con el grueso de la ducha en agua fría.

Algunos consejos para una buena ducha fría

Una vez que estemos convencidos de los beneficios de la ducha fría, debemos examinar cómo tomarla en debida forma.

Temperatura

Si, en general, se estima que la temperatura del agua, para considerarla como caliente, debe alcanzar los 40ºC, consideramos la ducha fría aquella en la que el agua está por debajo de los 20ºC.

El agua a 15ºC parece la temperatura media. Algunos valientes la soportan bien también por debajo de esos 15ºC.

Aún así, debe intentarse no someterse a un choque demasiado violento. Hay que ir poco a poco y cada persona debe regular la temperatura y escoger la que más le convenga.

Por etapas.

Algunos comienzan por un lavado facial y del cuello.

Por eso, lo prudente es proceder primero por mojar primero los brazos y las piernas y después el tronco.

Lo mismo, habrá quien solo se duche con el agua fría – a la temperatura que uno desee- y habrá quien prefiera empezar por una ducha tibia o caliente y después gradualmente descender hasta el agua fría y resistir en esa temperatura tan solo treinta segundos.

Todo es válido.

Duración.

Podemos observar los efectos benéficos de una ducha fría en tan solo 30 segundos si el agua está muy fría o bastante fría (a 10º/15º). El enrojecimiento de la piel es un buen indicativo.

También podemos resistir un poco más en la ducha si el agua está moderadamente fría (19º/16º).

Todo con prudencia y con progresividad.

Frecuencia.

La clave, como sucede en el caso de todos los demás hábitos saludables, está en la regularidad.

En todas las épocas del año es un hábito saludable.

Incluso en invierno, cuando puede dar más pereza, es cuando esta práctica resulta más adecuada pues, como decía, la ducha fría fortalece las defensas inmunitarias y es entonces cuando más riesgo tenemos de atrapar un virus.

Después de la ducha fría.

Conviene entrar en calor rápidamente. Secarse bien, vestirse, moverse para asegurar una buena circulación sanguínea.

Bueno, mi trabajo ya está hecho. Ahora te toca a ti probar en tus propias carnes los beneficios de las duchas con agua fría.

Comparte el post con tus hermanos o tus compañeros de piso. Así ahorraréis en la factura del agua y mejorareis vuestras capacidades.

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